Informe
Especial
Las
dimensiones de la salud
*
Trabajo realizado por el ‘Consejo
Profesional de Ciencias Económicas
de la Provincia de Buenos Aires’.
Tanto la salud como la educación pertenecen a un universo
multidimensional. Es ésta la causa por la
cual, cuando pretendemos solucionar los
problemas de la salud sólo a partir de
movimientos cuantitativos de variables
instrumentales de corte economicista: gasto,
eficiencia, financiamiento, y similares,
chocamos contra un verdadero muro.
El
esquema de la salud ya está predefinido por
un vasto abanico de decisiones y situaciones
de hecho que están fuera del campo de la
economía.
Las
soluciones en el área de la salud requieren
de un enfoque multidisciplinario y de
programas integrales y sistémicos que
abarquen todos los horizontes temporales.
Un
breve repaso de ese campo multidisciplinario
nos lleva a considerar las dimensiones de
criterios básicos en salud, política,
social, ética, educativa e institucional
Aún
no hemos llegado a la dimensión económica
y ya tenemos predeterminado un complejo
cuadro. El impacto negativo que tendrá
sobre la eficiencia y la equidad es rotundo.
Los objetivos e instrumentos de una política
económica para la salud, ya no pueden, por
sí mismos, modificar esta compleja trama de
condicionantes.
La
dimensión económica de la salud se refiere
a los efectos de productividad global de una
población sana y sus resultados colaterales
sobre la erradicación de la pobreza
Esa
productividad se logra reduciendo los índices
de mortalidad en todos los grupos etarios y
reduciendo la carga de morbilidad, es decir,
el número de enfermedades o problemas de
salud de una población, posibles de ser
curadas o prevenidas.
A
su vez, la carga de morbilidad está
fuertemente asociada a la pobreza. Este
tramo de la población es mas vulnerable por
la falta de acceso a la infraestructura de
saneamiento (agua potable y cloaca), calidad
de la vivienda, servicios médicos,
alimentación insuficiente y ausencia de
información sobre conductas preventivas
Pero
el problema de la carga de morbilidad no
termina allí. Los estudios habituales
muestran los costos asociados a situaciones
específicas de enfermedad incluido la
eventual muerte prematura. Pero la situación
real es mas grave aún. También esas
enfermedades tienen efectos a todo lo largo
de la vida útil del individuo. P.ej.
enfermedades prenatales y del primer año de
vida dejan secuelas para toda la vida tanto
en términos de capacidad mental como de
defectos físicos.
También
las enfermedades y la nutrición deficiente
en el periodo escolar afectan su potencial
de conocimiento la capacidad de atención, y
provocan ausentismo o bien el abandono liso
y llano del ciclo educativo. Además la
cuestión alimentaria en periodos críticos
del crecimiento genera mayor vulnerabilidad
a las infecciones.
Dijimos
que la dimensión económica la analizábamos
en términos de equidad y eficiencia.
Podemos obtener una aproximación en
Argentina, al problema en términos de
equidad, a través de la población no
cubierta por los seguros de salud y obras
sociales, es decir depende únicamente de la
atención en hospitales y dispensarios.
El
último censo acusa el 48,1 % de la población.
Pero esto es un promedio nacional. La
dispersión muestra aun un problema mas
grave que es la diferencia regional.
Mientras que en provincias como Formosa o
Chaco la proporción se aproxima a los 2/3,
en la Capital Federal esta proporción es de
apenas ¼ de la población.
No
se dispone de un índice único de
eficiencia a través de la combinación de
varios de ellos. Sin embargo, las
diferencias que se observan en los índices
de origen son tan notables que pueden
ofrecernos una idea clara de la situación
actual, sobre todo si lo comparamos con el
gasto.
Los
problemas de eficiencia del gasto en salud
surgen cuando comparamos Argentina y Chile.
Éste país con menos de la mitad del gasto
por habitante que Argentina y
resultados muy superiores, son, en
principio, tan graves como los que se
presentaban en los ´90. La prevalencia de
enfermedades como tuberculosis y Chagas nos
exime de otros detalles. Y las soluciones no
son tan simples como mucha gente cree al
repetir los planteos economicistas del tipo
“hay que aumentar el presupuesto en
salud”. La complejidad de los
determinantes en salud requiere revisar
desde la base los criterios y la organización
de la salud en su conjunto. Además los
planes de salud deberán tener una visión
sistémica para abarcar las decenas de
facetas que concurren a formar los
indicadores de salud.
Puede
tener mayor impacto
un plan para llevar el sistema
cloacal a toda la población que recursos
adicionales para el hospital público. Otro
ejemplo crucial es el nivel educación de la
mujer. De acuerdo a información del Indec,
el nivel de mortalidad infantil (neo y
posnatal) en madres con primario no cursado
o incompleto es el triple que en madres que
tienen como mínimo el secundario completo.
Una
política integral de salud debe redefinir
los aspectos conceptuales, reformar las
instituciones de prestación y cubrir los
siguientes aspectos
-
Infraestructura:
acceso al agua potable, servicios de
cloacas y tratamiento de residuos
-
Tecnologías
de salud:
control de preparación y conservación
y distribución de alimentos,
investigación en procedimientos médicos
y nuevos medicamentos.
-
Condiciones
ecológicas:
control de contaminación de las
corrientes superficiales y subterráneas
de agua; de vectores específicos
(mosquitos y similares), prevención en
áreas climáticas extremas; modificar
las condiciones de hábitat precario.
-
Condiciones
sociales:
asegurar servicios de salud convencional
y reproductiva, educación y vivienda a
los sectores de pobreza más aguda. Debe
tenerse en cuenta las cuestiones de género,
garantizando estos factores en la
población femenina.
-
Condiciones
de globalización:
control de migración de recursos
humanos; recomendaciones fiscales de
organismos internacionales que impactan
negativamente en salud; control de
transmisión de enfermedades infecciosas
por la traslación de personas (turismo,
trabajo, migraciones); control de hábitos
culturales extranjeros relacionados con
la alimentación, consumo de tabaco y
drogas.
Anexo
Países
por grupo de ingresos
Ingresos
bajos: Afganistán, Bangladesh, Benin,
Burkina Faso, Burundi, Camboya, Chad,
Comoras, Côte d'Ivoire, Eritrea, Etiopía,
Gambia, Ghana, Guinea, Guinea-Bissau, Haití,
India, Islas Salomón, Kenya, Kirguistán,
Liberia, Madagascar, Malawi, Malí,
Mauritania, Mongolia, Mozambique, Myanmar,
Nepal, Níger, Nigeria, Pakistán, Papua
Nueva Guinea, República Centroafricana,
República Democrática del Congo, República
Democrática Popular Lao, República
Popular Democrática de Corea, República
Unida de Tanzanía, Rwanda, Santo Tomé y
Príncipe, Senegal, Sierra Leona, Somalia,
Sudán, Tayikistán, Timor-Leste, Togo,
Uganda, Uzbekistán, Viet Nam, Yemen,
Zambia, Zimbabwe
Ingresos
medianos bajos: Albania, Angola,
Argelia, Armenia, Azerbaiyán, Belarús,
Bhután, Bolivia, Bosnia y Herzegovina,
Cabo Verde, Camerún, China, Colombia,
Congo, Cuba, Djibouti, Ecuador, Egipto, El
Salvador, Ex República Yugoslava de
Macedonia, Fiji, Filipinas, Georgia,
Guatemala, Guyana, Honduras, Indonesia, Irán
(República Islámica del), Iraq, Islas
Marshall, Jamaica, Jordania, Kiribati,
Lesotho, Maldivas, Marruecos, Micronesia
(Estados Federados de), Namibia,
Nicaragua, Paraguay, Perú, República
Arabe Siria, República de Moldova, República
Dominicana, Samoa, Sri Lanka, Suriname,
Swazilandia, Tailandia, Tonga, Túnez,
Turkmenistán, Ucrania, Vanuatu
Ingresos
medianos altos: Argentina, Belice,
Botswana, Brasil, Bulgaria, Chile,
Costa Rica, Croacia, Dominica, Eslovaquia,
Federación de Rusia, Gabón, Granada,
Guinea Ecuatorial, Hungría, Jamahiriya
Arabe Libia, Kazajstán, Letonia, Líbano,
Lituania, Malasia, Mauricio, México,
Montenegro, Omán, Palau, Panamá,
Polonia, Rumania, Saint Kitts y Nevis, San
Vicente y las Granadinas, Santa Lucía,
Serbia, Seychelles, Sudáfrica, Turquía,
Uruguay, Venezuela (República Bolivariana
de)
Ingresos
altos: Alemania, Andorra, Antigua y
Barbuda, Arabia Saudita, Australia,
Austria, Bahamas, Bahrein, Barbados, Bélgica,
Brunei Darussalam, Canadá, Chipre,
Dinamarca, Emiratos Arabes Unidos,
Eslovenia, España, Estados Unidos de América,
Estonia, Finlandia, Francia, Grecia,
Irlanda, Islandia, Israel, Italia, Japón,
Kuwait, Luxemburgo, Malta, Mónaco,
Noruega, Nueva Zelandia, Países Bajos,
Portugal, Qatar, Reino Unido de Gran Bretaña
e Irlanda del Norte, República Checa, República
de Corea, San Marino, Singapur, Suecia,
Suiza, Trinidad y Tabago
Nota:
Las
Islas Cook, Nauru, Niue y Tuvalu no entran
en las categorías de grupos de ingresos, y
por consiguiente no se incluyen en el cómputo
de los índices agregados por grupo de
ingresos.
Fuente:
“Estadísticas Sanitarias Mundiales –
2008” - Organización Mundial de la Salud
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